miércoles, 23 de febrero de 2011

Cuando la tierra tiembla


Seria hipocrita continuar escribiendo mi blog sin hacer mencion de la ultima catastrofe que ha azotado el pais.


Bien es sabido que Christchurch es una ciudad famosa por sus terremotos, asi lo dejo patente el pasado septiembre y asi lo pude comprobar dias despues tras aterrizar en su aeropuerto.


No solo ladrillos y vallas protectoras inundaban las calles de la ciudad: edificios a medio destruir, asfaltos resquebrajados y familias sin hogar fueron el producto de tan devastador terremoto.

Por aquel entonces nos hallabamos en plena busqueda de una furgoneta. Entre los vendedores, pudimos conocer a varias personas que lo habian perdido todo y con triste mirada nos contaban que de alguna forma habia que salir adelante.

Cada vez que el suelo de la ciudad hacia un pequeño movimiento, decenas de personas entraban en panico, mientras que el resto esbozaba una sonrisa, explicandonos que habia que habituarse a ello.



Hace escasos dias volvimos a pasar por Christchurch y vimos todos los progresos que se habian hecho. No solo los edificios e iglesias habian sido reconstruidos, sino que las calles volvian a estar abiertas y se habia logrado una vuelta a la normalidad.


Y entonces...


La tierra temblo de nuevo, descargando toda su furia sobre esta ciudad.




La gente se apelotona frente a los televisores para conocer las ultimas noticias, las lineas de telefono se saturan y esque este es un pais pequeño y a pesar de tratarse de la isla norte, la mayoria tiene familiares o conocidos en Christchurch.


Mi telefono suena y entre sollozos mi madre me cuenta que acaba de salir lo del terremoto en la tele, la tranquilizo explicandole que mi telefono no daba señal por problemas de cobertura y en ese momento me paro a escuchar a la mujer de al lado que cuenta nerviosa como su hijo que vive en Christchurch esta bien, pero que el telefono de su tia no da señal...solo espero que se trate de otro problema de cobertura...




Esta vez la cosa ha sido mas seria, no tenia bastante con llevarse: coches, edificios, hogares con los recuerdos de toda una vida, esta vez el terremoto se ha saldado con vidas humanas y eso son palabras mayores.


Hoy las banderas ondean a media asta en todo el pais, pero si algo he aprendido en el medio año que he pasado en Nueva Zelanda, esque se trata de un pueblo unido y que gracias al optimismo que caracteriza a los kiwis, lograran salir adelante una vez mas.

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